miércoles, 12 de julio de 2017

¿VICTIMAS DE PRIMERA Y DE SEGUNDA?

El simple hecho de cuestionarlo me resulta repugnante.

Una vez mas, en España, nuestros "queridos" políticos utilizan en este caso, a las víctimas para sacar rédito político.

Esta vez le ha tocado al pobre Miguel Ángel Blanco, que si bien fue el caso más mediático o, por decirlo de algún modo, el caso en el que la sociedad se volcó mas y se movilizó para intentar remediar, lo que muchos sabíamos que no era remediable, no fue, como dice la mayoría de la gente, el punto de inflexión entre ETA y la sociedad civil.

Este atentado, se consideró como el que hizo que la sociedad saliera a la calle y perdiera el miedo a ETA. Siento discrepar en este sentido. Es cierto que en aquellas fechas, Miguel Ángel se encontraba secuestrado y con una pistola apoyada en su nuca. Por ello, la sociedad pensaba o trababa de hacer ver a los asesinos, que les habían perdido el miedo y que ya nunca iban a quedarse de brazos cruzados ante los atentados. 

Pero hubo, bajo mi punto de vista, un atentado anterior que despertó a la población. Esa misma que, en su mayoría, miraba hacia otro lado o simplemente vivía tranquila al pensar que si en su entorno más cercano no convivían con algún miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, podían dormir tranquilos, pasear tranquilos y en definitiva, vivir tranquilos. Ese atentado al que me refiero se cometió el 19 de junio de 1987 en el Hipercor de Barcelona.

Fue a partir de ahí cuando la sociedad, en este caso la catalana, comprendió que las reglas del juego habían cambiado. Ya no era requisito indispensable, para ser objetivo de ETA, ser Guardia Civil, Policía Nacional o Militar. A partir de esa masacre, comprendieron que cualquier persona, por el simplemente hecho de serlo, podía convertirse en victima de atentado terrorista y por tal motivo, se produjo la primera manifestación en contra de ETA.

Fue el lunes, 22 de junio, cuando cientos de miles de barceloneses ocuparon el paseo de Gracia para expresar su repulsa a la barbarie de ETA. Se dice que en aquel momento fue  la mayor manifestación desde  1977. Se realizaron cinco minutos de silencio en centros de trabajo e instituciones, tanto en Cataluña como en el resto del País, condenando el atentado y haciendo un llamamiento a la defensa de la democracia

Hasta ese momento, ETA había cometido varios atentados terroristas en Cataluña, eso si, dirigidos hacia Guardias Civiles y Policías Nacionales. Mantenía un comando permanente en la comunidad autónoma de Cataluña, el denominado "Comando Barcelona". Pues bien, invito a los pocos que lean estas líneas, a que tiren de hemeroteca y me digan cuanta gente se manifestó o se puso del lado de las victimas. Ya os contesto yo, nadie. Únicamente los políticos de turno (no les quedaba otra) y los propios familiares de los abatidos.

Yo, por suerte y a su vez por desgracia, o viceversa, no he podido mirar hacia otro lado desde que tengo uso de razón, por poco que sea. Cuando era niño, veía en mi casa, día si y día también a mi madre, llorando frente al televisor. Era raro el día que ETA no cometía algún atentado, bien fuera en las Provincias Vascongadas o en Madrid. Recuerdo como si fuera ayer, ver como se abrían los telediarios con las imágenes de ataúdes con la bandera de España sobre ellos y el por entonces Ministro Barrionuevo, imponiendo medallas. No recuerdo sin embargo ninguna manifestación tras la comisión de esos atentados. Pero claro, vuelvo a lo mencionado anteriormente, esos atentados solamente los lloraban familiares, amigos o simpatizantes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y El Ejercito.

Por supuesto que me causó rabia, indignación, ira y odio, la consumación del asesinato de Miguel Ángel Blanco, pero sentí lo mismo por cada uno de los atentados anteriores cometidos hacia compañeros, primero de mi padre y posteriormente míos.

Volviendo al título de esta entrada, me gustaría nombrar a la impresentable Alcaldesa de Madrid, esa que representa a los ciudadanos de la Capital de España y que se ha negado a poner una pancarta en homenaje a Miguel Ángel Blanco, según ella, por no menospreciar al resto de víctimas. Para que no parezca que existen víctimas de primera y de segunda. Pues bien, señora Carmena, no ofende a nadie si pone dicha pancarta porque visto lo visto, en España las únicas víctimas de segunda somos los Guardias Civiles, Policías y Militares y le puedo garantizar que a ninguno de los que pertenecemos a dichas instituciones, nos ofende ni nos hace sentir mal, que ponga dicha pancarta.

Quizás, no debería plantearse el poner o no la imagen de Miguel Angel Blanco en el día en que se le rinde homenaje, sino poner a trabajar a sus innumerables asesores y planificar  fechas para así, poder hacer un pequeño homenaje a todas y cada una de las víctimas de ETA. En definitiva, se trata de sumar y no de restar.

Hablando de sumas y de no menospreciar, usted no tuvo ningún tipo de reparo en llenar las calles de Madrid, los balcones de su Ayuntamiento, la Plaza Mayor, Puerta del Sol, los autobuses y demás transportes públicos de Madrid, con las banderas del Orgullo Gay. De hecho, hasta los vehículos oficiales de su Policía Local, estuvieron obligados a llevar dicha bandera. ¿Fue eso un acto de menosprecio a los heterosexuales?. Yo creo que no, al igual que tampoco creo que se menosprecie a nadie si hubiera accedido a dejar lucir la imagen de Miguel Ángel Blanco en el día en el que se le rinde homenaje.

Termino deseando que Don Miguel Argel Blanco descanse en Paz, incluso hoy que la estirpe política, unos por otros, no le dejan hacerlo.

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